Terminé de leer “Toxic Positivity” de Whitney Goodman hace unos días y me gustó.
Arranca explicándonos cómo se ha ido instalando en la sociedad la idea de que tenemos que ser felices el cien por ciento del tiempo y encontrarle el lado a bueno a todo lo que nos sucede. Tenemos que manifestar el éxito y generar pensamientos positivos. Si fracasamos es porque no tenemos buena actitud.
Vivimos entre frases como: “El tiempo lo cura todo”, “Échale ganas”, “Dios no te manda más de lo que puedes manejar”, “Buenas vibras solamente”.
Estamos presionados a ser positivos y a negar las emociones difíciles, incluso ante la muerte, la enfermedad, la pérdida de trabajo.
El positivismo tóxico es peligroso. Puede conducir a la soledad, al enojo, a la ansiedad y depresión.
Whitney Goodman ilustra ocasiones en las que el positivismo tóxico se hace presente: maternidad, infertilidad, pérdida del trabajo, identidad sexual, minorías, diagnósticos, pérdidas. Pone en blanco y negro las frases más comunes que decimos y nos dicen -con la mejor de las intenciones- en estas situaciones, nos explica por qué tienen un efecto negativo y nos da alternativas sanas para hacerles frente y acompañar compasivamente a las personas a nuestro alrededor.
¡Te lo recomiendo!