Hace unas semanas terminé de leer “The Power of Regret: How Looking Backward Moves Us Forward,” el nuevo libro de Daniel Pink, uno de mis autores favoritos.
Estoy segura de que alguna vez has escuchado, dicho, leído o escrito la frase “No Regrets” -sin arrepentimientos-. Es más, quizá la tienes pegada en la pantalla de tu computadora o tatuada en el cuerpo.
Escribiendo esto me acordé de una tarde de entrenamiento de gimnasia de hace más de treinta años. Tenía que hacer una serie de acrobacias que terminaban con un salto mortal hacia atrás y sentía miedo. Cuando mi entrenadora me vió titubear me dijo con voz firme: “los arrepentidos se van al cielo”. Queriendo decir con esto que arrepentirme a media pirueta podía ser catastrófico. Desde entonces tuve la noción de que el arrepentimiento es indeseable.
Yo no tengo la frase “No Regrets” tatuada en la piel, pero sin duda, estas dos palabras están detrás de decisiones importantes en mi vida.
La idea de que guardar un baúl repleto de “hubieras” no es congruente con una vida plena y feliz es cierta. Tengo unos cuantos “si tan sólo…” que me atormentan desde hace años. La cosa es que, al parecer, el arrepentimiento no es del todo malo.
Daniel Pink es hábil para analizar las cosas desde otro ángulo y retar las “verdades” generalizadas. Con argumentos y evidencia, nos invita a considerar nuevas posibilidades.
Te comparto lo que aprendí en su libro.
La idea central es presentar al arrepentimiento como una emoción indispensable, que podemos utilizar para tomar mejores decisiones, ser más eficientes y darle mayor significado a nuestras vidas.
“El arrepentimiento nos hace humanos y nos hace mejores”, dice Pink.
¿Qué es el arrepentimiento?
Es un sentimiento desagradable asociado con una acción o falta de acción ante cierta situación en el pasado que hoy nos tiene deseando un resultado distinto. Otra definición dice que el arrepentimiento se genera cuando comparamos un resultado actual con otro posible que pudo haber sido si hubiéramos hecho algo diferente. Para mí, se resume a la pregunta: ¿Qué hubiera pasado si…? a la cual respondemos con: “No sé, pero algo mejor”.
¿Qué hubiera pasado si…?
¿Te has hecho la pregunta?
Componentes del arrepentimiento
El arrepentimiento tiene dos componentes importantes: la comparación y la culpa. Nos arrepentimos de cosas cuando percibimos que somos culpables de algo que hicimos o no hicimos y comparamos la situación actual con diferentes escenarios que imaginamos pudieron haber sido.
Me parece súper interesante descubrir que la emoción del arrepentimiento no involucra las acciones de los demás, sólo las propias.
Hay muchos temas relevantes alrededor de esta emoción.
Mencioné antes que un ingrediente fundamental del arrepentimiento son las comparaciones. Aquí hay de dos tipos: “Al menos” y “Si tan solo”.
Los primeros ocurren cuando comparamos y concluimos que “al menos” algo salió bien o no salió tan mal… “No gané la carrera, pero al menos me subí al podio”, “El auto fue pérdida total, pero al menos estamos bien”. Los “al menos” nos hacen sentir mejor, nos dan alivio y consuelo. Nos dejan ver cómo algo pudo haber sido peor.
Por el contrario, hay comparaciones que nos dejan imaginando cómo pudo ser mejor “si tan solo…”. Aquí podemos pensar en el corredor que llegó en segundo lugar: “si tan solo hubiera corrido más rápido los últimos 5 segundos, hubiera ganado el primer lugar”, “si tan solo hubiera asistido a una clase más, hubiera pasado la materia”. Los “hubieras” nos hacen sentir peor, incomodan y estresan.
No me gustan los hubieras. Son como elefantes sentados en el pecho o máquinas que sellan el estómago al vacío.
¿Cuáles son los beneficios del arrepentimiento?
Daniel Pink resalta tres:
Mejora la toma de decisiones. El pinchazo negativo que provoca el arrepentimiento nos lleva a recabar más información, a considerar más opciones y a tomar más tiempo para llegar a una conclusión la siguiente vez. Por ejemplo, si ya un par de veces te precipitaste a comprar un curso en línea que costó carísimo y nunca completaste, quizá dejes pasar la próxima oferta tentadora pues sabes que lo tuyo no es estudiar detrás de una pantalla.
Mejora el desempeño. Intensifica la persistencia, nos lleva a intentar nuevamente, a ponerle más ganas, dedicación y esfuerzo. Si recibes una evaluación por debajo de tus expectativas, sin duda te prepararás mejor para el siguiente semestre, taller o reto.
Refuerza el sentido de nuestra vida. En los momentos de “al menos” o “si tal solo” podemos encontrar una vía más rápida al significado de nuestras vidas pues resaltan aquello que es importante. “En realidad no me interesaba mucho la economía, pero al menos me topé con la ciencia de la felicidad cuando tuve que hacer mi tesis” y eso sí que ha dado sentido a mi vida.
Cuando pensamos en todo aquello de lo que nos arrepentimos, podemos usarlo hacia adelante para diseñar objetivos de vida alineados con nuestro propósito.
Y aquí me detengo a contarte cómo esto conecta con esas decisiones importantes en mi vida.
Hace un tiempo, pasando por una temporada de ánimos grises y mientras estudiaba sobre el tema de propósito me topé con una pregunta: ¿De qué no quieres arrepentirte? La pregunta me sacudió para bien.
Hice una lista de todo lo que NO quiero arrepentirme cuando llegue a mis últimos días, cuando mi vida esté por terminar. En ella aparecieron las cosas que me mueven, lo que quiero aprender, experimentar, lugares que conocer, sentimientos que expresar, personas con quienes reconectar, miedos que superar. Se hizo visible lo que es importante para mí y empecé a vivir de otra manera.
El arrepentimiento nos invita a responder estas preguntas: ¿Qué me dice este sentimiento?, ¿Qué instrucciones me está ofreciendo para tomar mejores decisiones?, ¿Qué me dice respecto a mi desempeño?, ¿Qué sugiere con respecto a mi propósito de vida?
Dice Daniel Pink que “sentir es para pensar y pensar es para hacer”. El arrepentimiento nos hace sentir, nos detiene a pensar y nos empuja a hacer.
¿De qué nos arrepentimos las personas?
Antes de terminar con este recuento, te comparto de manera breve los cuatro tipos de arrepentimientos universales con la idea de que identifiques los tuyos y resuelvas en caso de ser posible.
Arrepentimientos cimiento o fundamentales. Surgen cuando fallamos en ser más responsables, conscientes, prudentes. En trabajar más duro, estudiar, prepararnos. Suenan así: “hubiera terminado la carrera”, “si tan solo hubiera ahorrado suficiente”, “me hubiera gustado cuidar mi salud”. Para evitar generar este tipo de arrepentimiento la receta es: Piensa por adelantado, haz el trabajo, empieza hoy.
Arrepentimientos de audacia o atrevimiento. A lo largo del tiempo, nos arrepentimos más de lo que NO hicimos de lo que Sí hicimos. Nos atormenta la inacción. No haber hecho la llamada, no haber dicho “te quiero”, no haber perseguido al amor de tu vida.
He leído y releído que las personas se arrepienten más de lo que NO hicieron que de lo que sí hicieron. Lo he sentido en carne propia también, así que esta es una de esas veces en que la ciencia sale sobrando. Sin embargo, por primera vez entendí por qué.
Explica Pink que cuando tomamos el riesgo sabemos qué pasa después. En cambio, cuando no lo tomamos, nos dedicamos a especular qué hubiera pasado. Las consecuencias de las acciones son específicas, concretas, limitadas, conocidas. Las consecuencias de la inacción son generales, abstractas y no tienen límites.
La ciencia muestra que a medida que vamos envejeciendo, el cúmulo de lamentos de caminos no tomados, aventuras no vividas y sueños no cumplidos van transformándose en toxinas que lentamente apagan nuestra chispa, esperanza y ganas de trazar nuevas metas. Y cuando nos llega la hora de partir, nos encontramos en la antesala rodeados de nuestros entrañables “hubieras”.
La lección es: habla, invítalo a salir, haz el viaje, empieza el negocio, escribe el libro, toma el avión, dile lo que sientes, baila, canta, aprende a tocar batería, reconecta.
Arrepentimientos morales. La mayoría de nosotros queremos ser buenas personas. No obstante, a veces nos equivocamos con las decisiones y las acciones. Comprometemos nuestros valores y creencias. Suenan a “si tan solo hubiera hecho lo correcto”, “si no le hubiera hecho bullying a esa niña en el colegio”, “ni no hubiera copiado en el examen”, “si no hubiera ofendido a mi hermano”.
Para evitarlos la solución es: Cuanto tengas dudas, haz aquello que se apegue a tus valores, aquello que te permita dormir en paz.
Arrepentimientos de conexiones. Las personas le dan dirección a nuestra vida. Una buena cantidad de personas se arrepienten de no haber puesto a su pareja, hijos, padres, hermanos, amigos en primer lugar. En esta categoría caen la mayoría de los arrepentimientos. Tiene que ver con relaciones que se han desbaratado, desvanecido, roto, que están inconclusas. Suenan a “si tan solo me hubiera acercado”, “si no hubiera roto el contacto con mi familia”, “si no hubiera negado la existencia de mi hermano”.
Ahora, dentro de esta categoría, explica Dan Pink que los peores, son los arrepentimientos que involucran situaciones “cerradas”. En otras palabras, situaciones en las que ya no podemos hacer nada al respecto: “Me distancié de mi amiga y ella murió”, “Pensé que tenía tiempo de componer la relación con mi mamá y de pronto se fue”.
Las situaciones “abiertas” no molestan tanto porque aún podemos hacer algo al respecto. Pero requieren esfuerzo e implican ser vulnerables.
El remedio es: acércate, reconecta, acomódate, piensa que no tienes tanto tiempo como el que crees o quieres, ofrece disculpas, vuelve a empezar.
Conclusión
Lo valioso de entender mejor al arrepentimiento y de saber de qué nos arrepentimos la mayoría de las personas, es que nos da la oportunidad de no generar nuevos y ponerle remedio a los que todavía pueden resolverse. Podemos prepararnos mejor para la siguiente oportunidad que SI tomaremos.
Piensa…
¿De qué NO te arrepentirás?
Te invito a hacer tu lista.