En el mundo ideal todos tendríamos un trabajo apasionante y motivante, que nos permite crecer personalmente, trascender y de paso ganar mucho dinero. El trabajo de nuestros sueños. Ese que imaginábamos cuando éramos niños y decíamos “cuando yo sea grande quiero ser…”
Ciertas personas lo consiguen y se quedan con él toda la vida, otras lo crean justo a la medida, algunas lo encuentran por temporadas. Pero son la minoría –solo una de cada tres personas está comprometida con su trabajo de acuerdo con la última encuesta de Gallup del 2007-.
Entre la mayoría más bien existe la idea generalizada de que el trabajo es una obligación con la que tenemos que cumplir para ganarnos la vida y no tiene que gustarnos. El trabajo es algo que se tolera solamente y por eso esperamos con ansias los viernes y odiamos los lunes.
Reflexiona un momento y verás que quejarnos del trabajo es una costumbre bien arraigada. En los pasillos de la empresa, en conversaciones con amigos y familiares, en reuniones, en todos lados. Y la tendencia ante esta situación es de resignarnos a aguantar la carga; sin embargo, la ciencia muestra que podemos hacer un poco de labor para rediseñar algunos aspectos de nuestro trabajo o cambiar nuestra manera de pensar con respecto a éste para alegrar nuestra experiencia profesional.
¿Cómo te sientes con respecto al trabajo que haces? ¿Te sientes motivado e inspirado o sientes que tu trabajo es una carga?. Tu respuesta es importante. Según Amy Wrzesniewski de la Universidad de Yale, existen tres maneras principales de concebir nuestra actividad profesional: como un trabajo, una carrera o una vocación. A ver con cuál te identificas tú.
Trabajo. Las personas con una orientación basada en realizar sólo un trabajo tienen muy baja motivación. El trabajo es una fuente de desgaste y lo hacen porque “tienen que”, no les gusta y no le dan valor. Están constantemente esperando un descanso, que termine el día, que sea viernes, que se vaya la luz o que truene la máquina. No piensan en el trabajo cuando están fuera de su oficina y solamente les motivan el sueldo y las prestaciones. El día de pago es el único medianamente feliz.
Carrera. A las personas con una orientación a una carrera profesional les mueven el poder y las oportunidades de crecimiento, el reconocimiento social, las posibilidades de crecer y ser promovidos dentro de la organización. Buscan estar bajo los reflectores y en contacto con las personas claves dentro de la empresa.
Vocación. Las personas que ven a su trabajo como una vocación aman lo que hacen. Reciben un sueldo pero generalmente dicen que harían el mismo trabajo gratis. A estas personas literalmente les pagan por hacer lo que les gusta. Consideran que su trabajo contribuye a algo más allá, que mejora la calidad de vida de los demás y es una fuente importante de su bienestar.
¿Cómo te sientes con respecto a tu trabajo?
Si tienes la fortuna de ver tu actividad principal como una vocación estás en el lugar indicado. Pero… ¿y si no?
Puede ser que no estés en el lugar correcto porque estás en la posición equivocada, no te dedicas a la profesión que te gusta, la empresa no es un buen “fit” para ti, no tengas las herramientas que necesitas para hacer tu trabajo o las condiciones de seguridad dejan mucho que desear. Si cambiar de trabajo es una posibilidad para ti… buscar algo alineado con tus gustos e intereses es la mejor opción.
Pero… ¿Qué hacer cuando no estas satisfecho en el trabajo y de momento no puedes dejarlo? ¿Podemos hacer algo más que resignarnos?
Existe un nuevo concepto dentro del mundo de desarrollo organizacional que se conoce como “job crafting” o diseño de trabajo. Consiste en realizar cambios para darle un toque personal a nuestro trabajo o modificarlo para encontrarle más sentido y propósito.
Podemos cambiar nuestro lugar físico de trabajo –poner una planta, decorar con fotos de personas favoritas, escuchar música- o adaptar las tareas que hacemos –dividirlas, hacerlas de diferente manera, en distinto orden o lugar- Quizá te gusta interactuar con personas pero te sientes solo, entonces podrías comer en el comedor en lugar de en tu escritorio o buscar la posibilidad de integrarte a algunos proyectos. Puede ser que te guste analizar datos, pero no las ventas… ¿sería posible reorientar algunas de tus actividades en esa dirección?
Las ideas anteriores van dirigidas a cambiar la forma. Son pequeñas acciones para aligerar las horas que pasas en tu lugar de trabajo. Para modificar el fondo, rediseñar el trabajo que haces, cambiar tu percepción con respecto a éste e incrementar tu motivación es fundamental atender tres aspectos: autonomía, nivel de maestría -fregonería- y sentido de propósito. Pero este es tema para el siguiente artículo.
El trabajo puede ser una fuente importante de satisfacción si cambiamos un poco nuestro enfoque y recurrimos a la creatividad para hacer pequeños ajustes en nuestra rutina diaria. Si vamos a dedicar tantos años de nuestras vidas al trabajo, me parece a mi que, dedicar tiempo a descubrir cómo hacerlo más placentero es una buena inversión.
Por mi parte… el micro cambio que haré será tomarme un receso de una semana para descansar y cargar energía. La siguiente publicación será dentro de 15 días.